
Deshacerse de cosas, objetos, recuerdos, incluso de sensaciones, siempre le había ido bien. No recordaba haberse arrepentido en ninguna ocasión. Dejar espacio libre siempre resultaba liberador, y sobre todo, aumentaba las posibilidades de que entrara lo nuevo. Sabía que lo importante permanecía y que no necesitaba hacer nada para lograrlo. Simplemente ocurría.
En la conversación de esa tarde con su amiga recordó esto y entonces le devolvió una sonrisa de complicidad sin palabras. Una sonrisa de agradecimiento porque ese momento le impulsó a vaciar, y a deshacerse ella también de cosas que ya no tenían sentido ni importancia.
2 comentarios:
me gustan las fotos, me gusta la historia. Y me sugiere una palabra... reciclaje?
muas mil.
si, si. reciclaje si y tirar sin reciclar también.besitos guapa.
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