momentos cotidianos

Este espacio ha sido creado para reflejar momentos que pueden ser míos, tuyos o de cualquier persona que los quiera hacer suyos.
Son realidad y son ficción. Son imágenes sugerentes y contextos ocultos para que tú también fantasees y juegues a inventar si te apetece.
Yo quiero compartirlo contigo y será un placer si tú también lo quieres crear conmigo.

22.10.08

la historia del deseo


Si a un deseo le pones una fecha se puede convertir en un objetivo y si cuando llega ese día lo realizas se convierte en realidad. A ella hoy le había ocurrido esto. Y había sido tan bueno...

Esto no ocurre con todos los deseos. ¡Ojala fuera así! Aunque con muchos si. Claro que cuando los deseos dependen de otra persona, o dicho de otra manera: cuando tu deseo incluye a otra persona, el asunto cambia.

Un día le contaron que si tienes un deseo y estás convencida de que lo quieres, flota por el aire y entonces llega alguien que se lo encuentra, lo coge y lo cumple. Esa posibilidad le había parecido tan bonita que había decidido creer que esto es lo que ocurre con algunos de los deseos.

Seguramente ocurría con esos que no se pueden convertir en objetivos porque no se les puede poner una fecha.

20.10.08

fea



Hay días en los que una se siente fea, pero que muy fea. Se siente la más fea. Hoy le tocaba un día de esos desagradables hasta decir basta. Y justo había sido hoy.

Esos días lo mejor es quedarse en casa y no hacer nada, ni estar para nadie, ni siquiera para abrir al cartero ni para hablar con la vecina. Para nadie. Eso si puedes, claro. Ella hoy no había podido. Justo hoy
no.




19.10.08

el viaje


Cuando se compró ese billete de avión para irse a otro continente había recordado lo grande que es el mundo. Viajar le aportaba tantas sensaciones, experiencias, momentos… Esa sensación de extrañeza que experimentaba cuando estaba en un lugar por primera vez, en un lugar tan distinto, el impacto de la novedad. Viajar le hacía conectar con la vida, llenarse de encuentros, enriquecerse conociendo otras realidades y le hacía reflexionar. Todo eso le fascinaba.

Hoy pensaba esto y pensaba también que una de las mejores cosas de viajar es que nos facilita flexibilizar nuestra manera de estar en el mundo. Y esto no es cualquier cosa porque ser flexible mejora la calidad de vida considerablemente. De repente estas en un sitio donde casi todo se hace de otra manera y experimentar eso te proporciona más opciones disponibles para luego elegir como quieres vivir tú.

Si somos flexibles podemos elegir. El problema es cuando solo puedes funcionar de una determinada manera porque en un momento de tu vida lo hiciste así y ahora lo sigues repitiendo aunque tú ya no seas la misma persona, aunque el entorno sea otro y aunque estés en otra situación distinta. A lo mejor no te das ni cuenta o a lo mejor te gustaría poder hacerlas de otra forma pero no puedes. Y no puedes porque en realidad no quieres, porque no te atreves, porque te da miedo, porque no lo has hecho nunca, porque no sabes o por la razón que sea, que ahora mismo no importa. El caso es que cuantas más posibilidades cuentes en tu repertorio de hacer, en tu repertorio de percibir y pasar a la acción, más libre te vas a sentir. Porque lo bueno de ser flexible y ampliar es que conduce a una vida más satisfactoria. Y viajar facilita esto. Ir a terapia también.

Vivir allí donde se iba debía ser muy diferente a la ciudad donde ella vivía, y seguramente iba a estar tan impactada que iba a tener todos sus sentidos al 100%, con una excitación casi permanente. No sabía si luego acabaría extenuada o más cargada aún de energía y vitalidad, pero en cualquier caso estaba casi convencida de que le valdría la pena.

Y le iba a valer la pena porque al conectarse con el momento en el que se subiría a ese avión sentía una emoción tan grande que le resultaba difícil describirla con palabras. ¡Qué bueno iba a ser en este momento de su vida hacer ese viaje e irse a ese lugar!

A veces, cuando tenía la sensación de que había sucesos en la vida que llegan justo en el momento perfecto le daba por pensar que pudiera ser que algo o alguien favoreciera que esto ocurriera, o a lo mejor sería la vida simplemente que tiene estos detalles sorprendentes. La vida, que te ofrece estos regalos en forma de oportunidades, así, tan fácil.

11.10.08

"le ha tocado..."




Estaba pasando la tarde con una amiga en la terraza de un bar muy cerca de su casa. Era verano, 8 de la tarde, luz cálida y aire fresco. Era tanto lo que se querían contar que hablaban sin parar. Hablaban, se miraban y se sentían.

De repente sonó ese sonido fácilmente reconocible de cuando alguien te envía un mensaje al móvil. Entonces lo abrió y leyó: “le ha tocado un recorrido biomarino… ”. ¡Qué bueno y que suerte! pensó. Y lo volvió a leer.

Hay mensajes de ese tipo que son de mentira. Ese era de verdad. Y seguro que era de verdad porque quien se lo había enviado sabia que eso era lo que ella necesitaba. Justo eso. En esa persona confiaba. No le había fallado nunca por eso sabía que ese mensaje era un regalo de los de verdad.


9.10.08

amélie nothomb


Amélie Nothomb era una de sus escritoras preferidas. No dejaba de sorprenderle una y otra vez. La leía con ansía y placer, como si sus palabras tuvieran un imán que le atraía con fuerza y entonces no podía parar de leer hasta el final.

Para ella los libros de Amélie Nothomb pertenecían a la categoría de cosas que cuando te encuentras con ellas, te recuerdan que la vida merece la pena. Le parecía un regalo de una inteligencia sublime. Le parecía increíble esa manera tan genial de transmitir la atormentada vida interna de esos personajes que eran seres espectaculares y que podían pertenecer a otro mundo y a la vez podían ser tus amigos, tus vecinos o cualquier otra persona que tuvieras alrededor. Admiraba su forma de escribir y sobre todo, admiraba su capacidad para plasmar algo profundo de manera tan sencilla.

Esa noche se durmió entre esos pensamientos y recordando algunas de sus frases y textos brillantes. ¡Impresionante!.






7.10.08

la película


Cuando entró en su casa sonaba una canción del grupo ELEFANTES. ¡Qué sorpresa! pensó, aunque no le dijo nada. Sonrío internamente porque fue como si hubiera adivinado que esa canción en ese momento significaba algo especial.

- ¿Has visto esta película?
- No
- Pues llévatela porque he pensado que te va a gustar.
- ¡Qué bien! – le contestó sonriendo. Ese tipo de detalles le agradaban.

Anoche se tumbó a ver aquella película. Se llamaba PERSÉPOLIS, y sí, sí le había gustado mucho. Qué bonita manera de contar la historia de un país y de su familia a una niña y que duro debe ser vivir una guerra! Y qué estética más limpia!

La niña era inquieta, despierta y curiosa, aunque con el tiempo se le cayó la mirada. Un día su abuela, que “cada mañana recogía flores de jazmín y se las ponía dentro del sostén para perfumarse, y cuando se lo desabrochaba caían flores de sus senos, y era mágico”, le dijo:

- “Escúchame, no me gusta sermonear pero te daré un consejo que te servirá para siempre: en la vida te encontraras a muchos gilipollas. Si te hacen daño piensa que es su estupidez lo que les impulsa a hacerte daño. Así, no responderás a su maldad porque no hay nada más malo en este mundo que la amargura y la venganza. Se siempre digna e integra contigo misma.”




5.10.08

lo mejor está por llegar




Él era alguien importante para ella. Un día le dijo: “lo mejor está por llegar”. Había pasado mucho tiempo desde entonces y a pesar de que se lo habían recordado mutuamente en bastantes ocasiones, tenía la sensación de que esta frase había dejado de estar presente.

Hoy lo sintió igual que la primera vez que lo escuchó. Le gustó esa sensación. Fue emotivo experimentar aquello de nuevo, y entonces se repitió: “Si, si, lo mejor está por llegar”.

Lo cierto es que nunca había llegado a olvidarlo del todo, aunque hoy ya no hizo falta que nadie se lo recordara. Esas palabras habían vuelto a recuperar su presencia.


2.10.08

el poder de la música


Hoy se había despertado casi a las 10, como el de la canción nº 10 de LOS PLANETAS. No se había quedado más de tres cuartos de hora en la cama porque había preferido dar un salto. A ella le había merecido la pena hacerlo así. Había entrado el sol por la ventana y habían brillado en el aire unas motas de polvo. Había salido a la ventana y hacía una estupenda mañana.

¡Cuantas veces había escuchado esta canción! Cuántas veces seguidas, sobre todo mientras conducía. Aunque la nº 4 la había escuchado muchas más veces. Ella, de vez en cuando hacia eso. Se ponía obsesiva y podía pasar horas escuchando la misma canción. Y mientras, cantaba y elaboraba lo que le hervía por dentro.

Qué buenos eran LOS PLANETAS, y aunque, en algunos momentos podía ser algo tormentoso contactar con sus historias de desencuentros, a ella le transmitían una fuerza brutal. ¡Qué poderosa era la música, y cuanto bien le había hecho escuchar aquellas canciones durante aquel tiempo!

1.10.08

esas horas


Esas horas eran buenas. Eran de las mejores. No había casi nada y estaba todo. Le gustaba sentir esa quietud previa al movimiento. Estaba todo por empezar y esa enorme sensación le ilusionaba en silencio.