Se habían conocido hacía 2 años y medio y desde entonces habían ido construyendo una relación de amistad bonita. Durante el primer año compartieron espacios íntimos y aprendizajes de la vida. Después dejaron de coincidir tan a menudo y fueron los gestos que desde entonces habían tenido entre ellas lo que había ido construyendo algo mágico.
Esta mañana estaba paseando por su barrio haciendo tareas de la vida cotidiana cuando de repente llegó a su patio y estaba la cartera llamando a los timbres.
- “Ya le abro yo la puerta”, le dijo.
- “¿Usted vive en la puerta 5?.”
- “Si.”
- “Pues entonces estas cartas son para usted”.
Entre las cartas había un paquete y cuando lo vio le empezó a subir una emoción enorme. Era de aquella amiga a la que había conocido hacia 2 años y medio. Lo abrió apresuradamente y se quedó tan impactada al verlo que no hubiera podido expresar ninguna palabra en ese momento. Le llegó directo al corazón. ¡¡¡Qué regalo tan especial y qué sorpresa más emocionante!!!. Le había encantado, le había gustado mucho, mucho, muchísimo!!!
Estaba tan impresionada con la sorpresa que durante un buen rato estuvo pegada a esa sensación tan placentera, a ese impacto tan grande. Y tenía el regalo en la mano y casi no lo podía ni mirar porque esa sensación tan hermosa y tan agradable le impedía estar con lo de fuera.
Se quedó sintiendo eso, y al rato, cuando pudo, se lo agradeció. Le agradeció ese regalo tan especial y ese momento de esa conexión de la que su amiga hablaba en las palabras que acompañaban al regalo.
Esta mañana estaba paseando por su barrio haciendo tareas de la vida cotidiana cuando de repente llegó a su patio y estaba la cartera llamando a los timbres.
- “Ya le abro yo la puerta”, le dijo.
- “¿Usted vive en la puerta 5?.”
- “Si.”
- “Pues entonces estas cartas son para usted”.
Entre las cartas había un paquete y cuando lo vio le empezó a subir una emoción enorme. Era de aquella amiga a la que había conocido hacia 2 años y medio. Lo abrió apresuradamente y se quedó tan impactada al verlo que no hubiera podido expresar ninguna palabra en ese momento. Le llegó directo al corazón. ¡¡¡Qué regalo tan especial y qué sorpresa más emocionante!!!. Le había encantado, le había gustado mucho, mucho, muchísimo!!!
Estaba tan impresionada con la sorpresa que durante un buen rato estuvo pegada a esa sensación tan placentera, a ese impacto tan grande. Y tenía el regalo en la mano y casi no lo podía ni mirar porque esa sensación tan hermosa y tan agradable le impedía estar con lo de fuera.
Se quedó sintiendo eso, y al rato, cuando pudo, se lo agradeció. Le agradeció ese regalo tan especial y ese momento de esa conexión de la que su amiga hablaba en las palabras que acompañaban al regalo.