
Sabían que lo que se hace desde el corazón es valioso y permanece, y ellas tenían corazón. Había deseo e ilusión, y podían pasar meses y no importaba porque todas sabían que seguían juntas allá donde estuvieran.
No les hacía falta nada especial. Solo sentir la presencia, aunque fueran solo unos días al año, y el calorcito de tenerse cerca.
Les encantaba hacer sus rituales de verano. Era curioso porque no les hacía falta nada y les pasaban tantas cosas con las que reían una y otra vez, que a veces les parecía increíble. Siempre pasaba algo nuevo y divertido. Y ese algo surgía solo. Así, de repente. Les ocurrían miles de cosas sorprendentes, surgidas en un segundo de la nada. Y seguramente surgían porque realmente no esperaban que ocurriera nada.
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