Estaba pasando la tarde con una amiga en la terraza de un bar muy cerca de su casa. Era verano, 8 de la tarde, luz cálida y aire fresco. Era tanto lo que se querían contar que hablaban sin parar. Hablaban, se miraban y se sentían.
De repente sonó ese sonido fácilmente reconocible de cuando alguien te envía un mensaje al móvil. Entonces lo abrió y leyó: “le ha tocado un recorrido biomarino… ”. ¡Qué bueno y que suerte! pensó. Y lo volvió a leer.
Hay mensajes de ese tipo que son de mentira. Ese era de verdad. Y seguro que era de verdad porque quien se lo había enviado sabia que eso era lo que ella necesitaba. Justo eso. En esa persona confiaba. No le había fallado nunca por eso sabía que ese mensaje era un regalo de los de verdad.
De repente sonó ese sonido fácilmente reconocible de cuando alguien te envía un mensaje al móvil. Entonces lo abrió y leyó: “le ha tocado un recorrido biomarino… ”. ¡Qué bueno y que suerte! pensó. Y lo volvió a leer.
Hay mensajes de ese tipo que son de mentira. Ese era de verdad. Y seguro que era de verdad porque quien se lo había enviado sabia que eso era lo que ella necesitaba. Justo eso. En esa persona confiaba. No le había fallado nunca por eso sabía que ese mensaje era un regalo de los de verdad.
4 comentarios:
ya vi que te fue bueno...
que bueno...
un besito
Si, si, fue una sorpresa muy buena… seguro que te acuerdas.
Besitos
Hola guapa,
A mi si que m´ha tocat un regal de veritat al llegir eixes afirmacions. Molt emocionant i reconfortant. Un beset.Inma
Besitos. Mua mua mua.
Publicar un comentario