Hoy se había despertado casi a las 10, como el de la canción nº 10 de LOS PLANETAS. No se había quedado más de tres cuartos de hora en la cama porque había preferido dar un salto. A ella le había merecido la pena hacerlo así. Había entrado el sol por la ventana y habían brillado en el aire unas motas de polvo. Había salido a la ventana y hacía una estupenda mañana.
¡Cuantas veces había escuchado esta canción! Cuántas veces seguidas, sobre todo mientras conducía. Aunque la nº 4 la había escuchado muchas más veces. Ella, de vez en cuando hacia eso. Se ponía obsesiva y podía pasar horas escuchando la misma canción. Y mientras, cantaba y elaboraba lo que le hervía por dentro.
Qué buenos eran LOS PLANETAS, y aunque, en algunos momentos podía ser algo tormentoso contactar con sus historias de desencuentros, a ella le transmitían una fuerza brutal. ¡Qué poderosa era la música, y cuanto bien le había hecho escuchar aquellas canciones durante aquel tiempo!
¡Cuantas veces había escuchado esta canción! Cuántas veces seguidas, sobre todo mientras conducía. Aunque la nº 4 la había escuchado muchas más veces. Ella, de vez en cuando hacia eso. Se ponía obsesiva y podía pasar horas escuchando la misma canción. Y mientras, cantaba y elaboraba lo que le hervía por dentro.
Qué buenos eran LOS PLANETAS, y aunque, en algunos momentos podía ser algo tormentoso contactar con sus historias de desencuentros, a ella le transmitían una fuerza brutal. ¡Qué poderosa era la música, y cuanto bien le había hecho escuchar aquellas canciones durante aquel tiempo!
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