momentos cotidianos

Este espacio ha sido creado para reflejar momentos que pueden ser míos, tuyos o de cualquier persona que los quiera hacer suyos.
Son realidad y son ficción. Son imágenes sugerentes y contextos ocultos para que tú también fantasees y juegues a inventar si te apetece.
Yo quiero compartirlo contigo y será un placer si tú también lo quieres crear conmigo.

14.2.09

un descubrimiento





Desde hacia ya muchos días tenía el deseo de ir al cine y ayer había decidido que iba a ser esa noche seguro. Y así había sido: sesión de las 9, sala 2 del Albatros, la pantalla y ella.

Cuando llegó se encontró con la sorpresa de que la película que quería ver la pasaron ayer por última vez. Ya no se podía ver y estuvo casi a punto de marcharse y pasar al plan b, pero se quedo quieta durante 5 segundos y entonces le preguntó a la chica del cine:

- “¿Qué películas hay a esta hora?”

- “Vicky, Critina, Barcelona, y My blueberry nights”, le contestó.

La de Woody Allen ya la había visto, así que esa descartada porque cuando la vio le gustó, como casi todas las películas de ese hombre tan peculiar y encantador, pero esta le gustó lo justo y no como para repetir en esos momentos.

Como solo tenía unos minutos para decidir, se acercó rápidamente donde están esas cuartillas amarillas donde te cuentan cosas de la peli, leyó lo que ponía en la de My Blueberry Nights y el primer impulso fue: “si, voy a entrar”. El director se llamaba Wong Kar Wai, y en la información de la cuartilla amarilla había una nota suya que decía: “A veces, la distancia tangible entre dos personas puede ser corta pero la emocional puede ser enorme. My Blueberry Nights es una mirada a esas distancias desde varios ángulos. Quería explorar esas extensiones, tanto figurada como literalmente, y el esfuerzo que cuesta salvarlas”.

No conocía al director, ni había oído hablar de la película y aún así quiso confiar en esa primera sensación, e hizo bien porque la película le pareció hermosa y entrañable. Había sido una de esas películas que si la hubiera visto alguna de las personas que le conocían bien le hubiera dicho: “ves a verla que te va a encantar”. Una historia bonita, cargada de sensibilidad y ternura, de miradas que hablan, de movimientos sutiles, donde estaba presente el dolor, la valentía, la fuerza, la compañía, la ilusión, la amistad, la soledad, el amor y la esperanza. Una historia que recordaba eso de que para que se abra una puerta es necesario que se cierren otras antes. Una historia redonda con una estética cuidada y una música que acompaña y envuelve la atmósfera de calidez y hermosura.

Y no conocía al director pero se dio cuenta de que era el mismo que el de “Deseando amar” y se acordó de repente del momento en el que le habían hablado de aquella película un día, en un amanecer cálido, dando un paseo por una de las mejores playas del mundo. Le gustó encontrarse con el recuerdo de aquel momento, de aquel paseo y de aquella persona especial.

La protagonista, que durante el tiempo que estuvo fuera solía escribir, en una de sus cartas le contaba a un amigo que había recibido “clases de no confiar en las personas” y que había suspendido. Y pensó que a lo mejor le había gustado tanto la película porque ella también suspendía ese tipo de clases, y por toda la empatía que sintió con esa chica en otros momentos de su camino.

En cualquier caso, ir al cine anoche y descubrir esta película, había sido muy buena manera de empezar el fin de semana.









4 comentarios:

sandra ferrer dijo...

hola Mireia, enhorabuena por este tuyo nuestro espacio, es genial.
leyéndote, me tocan tus palabras:...para que una puerta se abra otras han de cerrarse.
Siento opresión en mi garganta, me pregunto: ¿qué necesita salir de aquí que no sale? tal vez lágrimas, las oigo de lejos...
Me toca, se que debo pasar por aquí, para así:
CERRAR
SANAR
ABRIR
DESCUBRIR
VIVIR

gracias Mireia
un saludo
sandra

mireia dijo...

Hola Sandra, gracias por tus palabras. Me ha gustado eso de “tuyo nuestro espacio” porque así es, para crearlo conjuntamente y con tu aportación también lo has hecho tuyo.

No se lo que necesitará salir, pero seguramente si todavía no sale será porque no puede. Igual puedes preguntarle a esa “opresión” para que esta ahí, o puedes preguntarte que pasaría si no estuviera.

Te envío un saludo y una caricia.

sandra ferrer dijo...

gracias Mireia por tu devolución, me interesa lo que me dices.
Me he quedado pensando en esa pregunta: ¿qué pasaría si no estuviera ahí mi opresión de garganta?
supongo que pensando no llegaré a la solución, dejaré que sea la solución la que llegue a mi encuentro por si sóla.
y gracias por esa caricia tuya que me llega con calidez

un abrazo

sandra

mireia dijo...

otro abrazo para ti.

mireia